Una fea costumbre que tengo es la de llegar siempre cinco minutos antes de la hora pactada. Me gusta esperar
Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, ya desde las tres comenzaré a estar feliz. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. Al llegar las cuatro, me agitaré y me inquietaré; descubriré el precio de la felicidad ! Pero si vienes en cualquier momento, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón... Es bueno que haya ritos
(Capítulo XXI de “El Principito”)
Lo que puede conmigo es hacer esperar a los demás, porque no todo el mundo cultiva la paciencia.
Es por eso y porque siempre salgo de mi casa aproximadamente media hora antes sea cual sea el sitio en el que haya quedado, que siempre voy vista en suelo y música a buen volumen, como poniendo banda sonora a mi camino, viendo actuar a mis pies. Es costumbre, manía… como quieras llamarlo. El zorro del principito lo llama “rito”.
Hoy sin embargo he tardado cincuenta minutos en volver del centro de la ciudad, un trayecto que normalmente me toma unos veinte (si no menos), no sólo porque “ande” regular del tobillo y la muleta me enlentezca, ha sido más bien que, visto que iba a tardar en regresar, he tomado la decisión de ralentizar mi paso y jugar a que el tiempo no es esencial, a que nadie me espera, a que todo el girar del mundo se reduce a este simple paseo. Sí, paseo, “paseo”, ¿alguien se acuerda del significado de esa palabra?.
He bajado el volumen de mi música hasta el punto de escucharla realmente de fondo, he acompasado mi paso al ritmo, pero saltándome compases, para poder ir más tranquilo (Un paso cada dos o tres golpes de bombo), he levantado la cabeza del suelo y me he dedicado a observar lo que ocurre en mi ciudad.
Y he comprobado que la gente no conoce la virtud de andar despacio, que se centran en la meta y pierden casi todos los detalles del recorrido, he visto que nadie camina, que sería más indicado definir el paso como “correr despacio”, que se pierden el disfrutar de las sensación de consagrar cada pisada al crecimiento personal…
Y he decidido que mi paso será más pausado desde hoy. (¿Cuanto tardaré en traicionar mi nueva determinación?)
¿es un espejismo? ¿has actualizado o me traicionan mis ojos? :)
ResponderEliminaryo siempre camino mirando los edificios, levantando la cabeza, me lo enseñó mi profesora de historia del arte y desde entonces no lo puedo evitar... ¡hay que pasear coleccionando imágenes!
Hola, ayllón!!!
ResponderEliminarEstoy aquí, con Maca descojonada en mi hombro, no sé muy bien por qué, y pensando que ya era hora de que pasearas, que es muy diferente de caminar.
Espero verte pronto por el trabajo, ya te vale, Patapalo!!!!
Cuídate una mijilla...
No actualizo pq no tengo internet en casa, quelosepazzzz
Aix! Por fin!! Mira que te ha costado actualizar, eh? Sabía de tu (un momento, cómo ha dicho Antonio? Ah! sí!) "patapalo", pero no nos habías dicho nada de tu "reuma" en las falanges de ambas manos!! ;)
ResponderEliminar(Se aprecia lo que se echa de menos que actualices o soy un poco más directa?)
:)
Yo soy de las que ando a buen paso, pero te aseguro que disfruto del paseo; voy mirando a todos lados, los comercios nuevos, los árboles, las terrazas de los edificios, las gárgolas de las fachadas antiguas, los portales, las gentes que caminan a mi vera...
Me alegra hayas decidido pausar tu paso; no te preocupes si en alguna ocasión vuelve a retomar el ritmo que "impone" esta sociedad de prisas, ahora que ya conoces las alegrías de lo slow, sabrás volver a él como el Principito con el Zorro.
:)
Dejo besos de color del trigo.
Pues yo siempre voy volando a todas partes... y siempre tarde... ¿muletas?, ¿ocurrió algo y no me enteré?, seguro... estaré atento. Yo tuve un esguince hace ya casi un mes y aún me resiento. Es muy cierto que cuando caminas despacio la vida se ve de otro modo, hasta parece que el tiempo juega más a nuestro favor. Bueno, un abrazo y mejórate de tu pie.
ResponderEliminarTambién yo -si puedo- suelo salir sobrado de tiempo cuando acudo a una cita; para disfrutar de algún inesperado encuentro... Y Observando
ResponderEliminar-que no viendo- siempre!
Y respirando. Respirando.
Me alegro de que hayas -por fin!- actualizado.
Un abrazo.
Espero que te dure, pero no es fácil en esta ciudad.
ResponderEliminarTienes una nueva fan ^^
ResponderEliminarMe leí hace un mes El Principito y lo devolví a la biblioteca, me dió mucha pena dejarlo en la estanteria.
ResponderEliminarHay que caminar despacito como tu dices es una gran virtud, en donde hoy en dia el ritmo de la vida no nos deja ni respirar o quizás soy yo la que no me permito disfrutar de las cosas más simples que están a mi alrededor.
Por cierto yo también me declaro fan, me gusta las cosas que escribes, que expresas, me gusta tus canciones!!
Jo, no me olvidé del concierto... pero estuve fuera de Málaga... ¿cómo fue, todo bien? Estoy seguro de que sí. Un abrazo
ResponderEliminarHe leído el Principito 2 veces y aprovecho para regalarlo a los niños siempre que estimo oportuno que ya pueden "entenderlo". Deberíamos leerlo cada "poco tiempo" para mantener vivas muchas cosas que se nos están muriendo.
ResponderEliminarCamina, o pasea, pero siempre con la mirada "alta"; el mundo no empieza, ni se acaba, en nuestros pies.
Te dejo un beso.