No sé cuántos días han pasado en estos dos días pero me han parecido quince.
La Tacita y su encanto me embriagaron en cuanto llegué como ya lo ha hecho tantas veces. Me esperaba un fin de semana de música y vida compartida, de llamadas por teléfono, de olor a mar, de dormir en el sofá (como hace una semana), de playa, marea baja y “día”, de agobios por las duchas y cambios de ropa en el coche, de confesiones como en “aquellos tiempos”, de “perroflautear” por el pópulo, de batido y escaleras de la catedral, de sombrero, de niños jugando con las palomas de la plaza, de Pay pay con sabor a historia y a sal en la piel, de Fran, de Ende, de Inma, de Carmen…
No se puede vivir más en tan poco tiempo.
A mis dos compañeras de viaje: Gracias
Que bien te lo pasas, Curro; de aquí para allá. Cantando o escuchando cantar.
ResponderEliminarY que paradoja, oirla a Carmen
-que por cierto, suena bien- en la Calle Silencio.
Un saludo, artista.
Acabo de escucharla en el enlace, a Carmen. [Deliciosa] Un abrazo
ResponderEliminar