miércoles, 31 de marzo de 2010

La lluvia con las manos

- Bienvenido a la vida adulta – me decía Juan al comentarle que cada vez me gustaba menos tener que dejar de lado planes en los que realmente quiero estar por optar (lo correcto o no, pero optar).

Si es cuestión de elecciones yo me hice mayor hace mucho, mucho tiempo.

Lo extraño es que aún siendo consciente de la pérdida que supone dicha decisión (“you choose, you lose”) estoy convencido de que mi existencia está repleta de Vida, que no perdí nada esencial.

179 La lluvia con las manos

Me explico: es como querer atrapar la lluvia con las manos. Tienes que establecer dónde poner las manos, porque es imposible atrapar toda la lluvia. Cientos e incluso miles de litros caerán al suelo por haber decidido poner las manos en tal lugar, pero lo cierto es que tus manos acabarán colmadas de agua, e incluso llegarás con las muñecas empapadas.

A veces me apena ver tanta agua que no me ha rozado que me olvido de mirar mis palmas

180 La lluvia con las manos

Os dejo un cuento que he contado (y me he contado) muchas veces:

MIEDO A DECIDIRSE

         «Una vez pude observar cómo una niña pequeña sufría al tener que escoger entre dos muñecas en una tienda de juguetes. Su madre le había dicho bien claro: "Una de las dos; la que tú escojas". eso comenzaba por crearle a la niña un problema de lógica. Los niños no entienden fácilmente la construcción disyuntiva. Entienden perfectamente "los dos" o "ninguno de los dos", pero "uno u otro" no les entra fácil. Esa misma dificultad lingüística puede muy bien que sea resultado y reflejo de la resistencia escoger, a tener que dejar algo, con que todos nacemos. Aquella niña puso en acción lo de "ambas muñecas" cogiendo una debajo de cada brazo y demostrando así convincentemente que podía llevarse las dos; y cuando su madre la paró con un gesto que no dejaba lugar a dudas, ella puso en acción "ninguna de las dos", dejándolas caer al suelo y saliendo solemnemente de la tienda con cara de mujer ofendida. Cuando su madre volvió a pararla y le explicó pacientemente que mejor era una muñeca que ninguna, la niña se volvió resignada y cogió por fin una de las dos. Se la envolvieron, se la entregaron y se la llevó abrazada contra el pecho. Al marcharse se volvió a mirar por última vez a la muñeca que se quedaba abandonada en la tienda, y se me antojó ver un destello de pena y remordimiento en la mirada de la niña que se separaba de la muñeca que quedaba atrás. Su madre la tomó de la mano, y estaban ya saliendo de la tienda cuando la pequeña hizo algo tan inesperado como bello. Se desprendió de la mano de su madre, volvió corriendo al mostrador donde aún estaba la muñeca segundona en la resignación de su abandono, le dio un beso y volvió corriendo a cogerse de la mano de su madre. En aquel beso estaba todo el dolor, la pena, la impotencia y la agonía de la opción imposible. Una pequeña niña encantadora comenzaba a aprender lo difícil que es escoger».

Imágenes: “Catching raindrops” de Faeriefly (http://faeriefly.deviantart.com)  y “The rain” de Slightlyxlovely (http://slightlyxlovely.deviantart.com)

martes, 30 de marzo de 2010

Gatos Pardos (2.0)

Quizá por ser “el invitado” del fin de semana en Alicante, tuve el placer de vivir en primera persona la puesta en marcha de la última fase del proyecto musical que unos “gatos pardos” idearon en octubre del año pasado con la creación de un blog en el que pedían colaboración altruista de su público habitual (y a veces no habitual) para elegir las canciones que compondrán el disco que los une.

177 Gatos Pardos

Concretamente este proyecto está dirigido por los hermanos Copé, Manolo y Alfonso, que además de compartir sangre y familia, han decidido compartir su música, la que hace cada uno de los dos. Así que se han rodeado de un excelente grupo de músicos que adornarán sus composiciones.

Esta última fase que antes mencionaba del proyecto musical comenzó el sábado 27 de Marzo, fecha que estos gatos pardos, que así se llama el proyecto, propusieron para “dar a luz” sus nuevos temas con la intención de ser juzgados por el público asistente.

Así que se pusieron manos a la obra y al fin llegó ese día esperado, en el que me vi inmerso. Temprano en la mañana se cargó el instrumental necesario en los coches y se partió hacia San Juan, a su Casa de la Cultura, lugar donde se celebraría el concierto de presentación. Se notaban algunos nervios previos, pero reinaban las ganas, la ilusión por el proyecto y el exhibir “lo nuevo”.

Durante la mañana sucedieron los llamados comúnmente por todos “problemas técnicos”: que si este monitor no va, que si hace falta un cable más largo para el violín, que si el sonido se acopla… En definitiva, esos inconvenientes que suceden siempre antes de lo importante, hasta el punto que nos devoró el reloj y se nos echó encima la hora del almuerzo. Aún así, los grandes problemas se solucionaron antes de comer.

Después del almuerzo distendido para relajar un poco los nervios, se volvió a la Casa de la Cultura, esta vez para terminar los últimos retoques, probar sonido y organizarse un poco, para concluir con un ensayo general, con escaleras y técnicos de por medio y experimentos con las luces para que todo saliera natural, que no perfecto, que los conciertos no se deben hacer perfectos, que se pierde la esencia. Durante el ensayo general hicieron su aparición los medios que venían a interesarse por la marcha y a entrevistar, cosa que el grupo de músicos hizo con gusto al acabar.

Ya solo quedaba el espectáculo. ¡Y qué espectáculo! Todo comenzó con la cantautora uruguaya Inés Saavedra, que interpretó dos temas de su segundo disco, con una voz dulce, casi tan dulce como su saber hacer en el escenario. A continuación hubo ruido, mucho ruido, y cada músico salió a hacer lo que sabía pero sin ningún concierto, hasta que apareció el violín y se quedó solo, a oscuras, y comenzó a tocar una “nana para Joel” mientras se leía un cuento para comenzar. Y por último la música, la mezcla armoniosa de los hermanos Copé y la complicidad con el resto de músicos: Mano y Kiko Martínez, Carolina Terrés, Guillermo Schwarzhans y Ana Antón. Un concierto para disfrutar, bailar, sentir y, también, evaluar. A mi parecer,un concierto con muy buen gusto.

La anécdota del concierto: la actuación estelar de Joel Copé, hijo de Manolo Copé, que a sus dos añitos, se subió al escenario a cantar “El autobús” y tocar con su “guitata”

Son buenos, muy buenos. Mi humilde opinión como eterno músico principiante.

 

 

Mucha suerte con el proyecto Gatos Pardos, que la merecéis después del trabajo realizado.

178 Gatos Pardosfotografía del ensayo general de Gatos Pardos

lunes, 29 de marzo de 2010

Un largo viaje

Jueves, 25 de Marzo, cinco de la tarde. Comienza este largo viaje que ha de llevarme de nuevo a la música, tantas veces olvidada a golpe de rutina y desencanto.

Llueve, el día es gris y no acompaña, y esos nudos en la boca del estómago y en la garganta me recuerdan que “hace bastante que no vives para esto”. Aún así pongo en marcha el motor del coche y enmudezco los gritos interiores. –Puede más la ilusión –me digo al tiempo que empiezo el trayecto.

A lo largo del camino las nubes se van retirando del primer plano y me dejan un sol a la espalda, que me acompaña hasta que a la luna le da el caprichito de salir a escucharme. Han sido casi cinco horas de viaje para llegar al lugar indicado.

Y se abre el Carro de Tespis y comienza la magia, y vuelvo a sentir que cuando canto todo tiene más sentido, y juego con las miradas que buscan cómplices mis ojos… Y acaba. Fantástico, indescriptible, digno de ser repetido.

Y nunca mejor dicho porque comienza la aventura del viernes, despertarse temprano, buscar el tiempo de ensayo, que nunca se encontró (se escondió muy bien…) y al fin, el Tábano y repetir. De nuevo cantar, esta vez con más oídos, con más voces y compañía, y descubrir que aún me quedan “tantas cosas” que sentir, que recién empiezo (como siempre). Y vuelve a ser espectacular (en subjetivo), y me siento pequeño, como cada vez que ensancha el alma.

Llega el sábado, el sueño acumulado, las quedadas y la música, siempre la música, y me encuentro rodeado de “gatos pardos” que maúllan sus propias melodías a la luz de la luna de San Juan, después de un día de sonidos perros, y me ofrecen un saco de risa y todo su repertorio.

Como colofón, el domingo, la gramínea y las alergias, Elche y la ilusión de plasmar algo de lo vivido en las pistas del ordenador, empaparme de otros sonidos y dormir de un tirón, para comenzar el lunes desayunando con música de fondo y terminar este largo viaje con un sol que me acompaña pegado a la ventanilla del conductor hasta mi ciudad, la tantas veces odiada pero la que siempre me recibe con brazos abiertos y un “¡quién te va a querer mejor que yo!”

(Para los que van a ver el concierto en diferido, tengo problemas de subida de videos, iré colgando poco a poco, ¿vale?, gracias…)

jueves, 25 de marzo de 2010

jueves, 18 de marzo de 2010

Tanto que aprender…

“Me prometo seguir temblando cada vez que suba a un escenario”

Es la primera frase de la canción con la que pretendo abrir el concierto que el próximo jueves 25 de Marzo voy a dar en El Carro de Tespis, en Sax.

Precisamente esa es la sensación que me recorre últimamente, no por miedo, que a eso estoy acostumbrado, es más inquietud, expectativa, ganas de ver qué sucede, como el que espera en la noche mirando al cielo a que pase su estrella fugaz, la que le debe tantos deseos.

Si tuviera que realizar un currículum musical fiel a la realidad tendría que plasmar que mi relación con la música ha sido como el que prueba la temperatura del agua del río con los dedos de un  pie y rápidamente retira la pierna. Quizá por eso se me olvide de un concierto a otro que respiro mejor cuando canto.

Hoy he dedicado la tarde a mirar y remirar mis canciones, organizarlas, hacer una lista y elegir según mi estado de ánimo actual el repertorio que usaré en este concierto. Después me he lanzado a cantar y he descubierto que olvidé cosas tan esenciales como “no retirarse del micrófono cuando se canta”. Es genial la sensación de volver a empezar, de ser tan pequeñito y tener tanto que aprender…

175 Tanto que aprender

Imagen: Pablo Caro

jueves, 11 de marzo de 2010

Descentrado, desequilibrado

Cuando era pequeño me encantaba la clase de ciencias naturales (lo que después se llamó conocimiento del medio), en las que estaban incluidas las asignaturas de física, química y biología. Me fascinaba hacer experimentos y sobre todo si exigían un trabajo de manualidades durante la realización.

Una vez en una clase nos propusieron que recortáramos una cartulina con la forma que quisiéramos, que cuanto más irregular mejor. El profesor nos retaba a encontrar una figura en la que él no fuera capaz de encontrar su punto de equilibrio, es decir, su centro de gravedad.

Un poco de física para principiantes: Sin entrar en pormenores, el centro de gravedad es el punto teórico de un objeto en el que se encuentran aplicadas las fuerzas gravitatorias de ese objeto, o lo que es lo mismo, el punto donde actúa el peso.

La cuestión es que nos enseñó a encontrar gráficamente el centro de gravedad de las figuras que habíamos obtenido. Fue fácil, la explicación fue la siguiente:

1. coged vuestro recorte y hacedle pequeños agujeros cerca de los bordes, cuanto más separados unos de otros mejor, y anudad un hilo en cada agujero que halláis hecho.

172 Descentrado

2. Sujetad vuestra figura desde cada hilo y cuando haya dejado de moverse pegadlo a la pared y trazad con una regla una línea recta vertical desde el agujero hasta abajo del todo. Podéis ayudaros siguiendo la dirección del hilo.

173 Descentrado

3. Si habéis hecho bien el ejercicio, todas las líneas rectas se cortarán en un punto. Ese es su centro de gravedad, probadlo, si lo ponéis en equilibrio sobre vuestro dedo o sobre la parte trasera de un lápiz se mantendrá.

174 Descentrado

Me gustó mucho esa actividad, me pasé meses buscando el punto de equilibrio de todos los objetos que caían en mis manos, y creo que fue el comienzo de mi afición por los juegos circenses (equilibrismo, malabarismo, etc.)

 

Extrapolando: ya no me sirve la lógica, perdí mi punto de equilibrio, y no lo encuentro por más vueltas que le dé al asunto y por más que cuelgo las realidades de los hilos. Hay casos en mi vida totalmente desequilibrados, sin centro.

lunes, 8 de marzo de 2010

No sé decir Azul

Hoy durante el descanso de los talleres, Macarena se ha acercado a mi con un nuevo juego en su consola. Es uno de estos que tienes que ir haciendo ejercicios y te mide la edad cerebral.

El caso es que el ejercicio que propone para medir esa edad es uno simple: aparecen los nombres de los colores pero con un color diferente al escrito, por ejemplo “Rojo”, y debes decir al micrófono de la consola el color de la palabra, que en este caso es amarillo.

Pues bien, la cuestión es que el juego no ha podido calcular mi edad porque cuando ha aparecido una palabra en azul y lo he dicho, la dichosa maquinita ha puesto “Otra vez” todas las veces que lo he intentado hasta el punto en el que el juego ha parado, porque, según él, no reconocía bien mi voz.

Me he dado por vencido y he apagado la consola con un resignado “No sé decir Azul”

 

171 No se decir azul 

(y quién sabría con tanto gris oscuro rondando el taller)

martes, 2 de marzo de 2010

Bipolar

Mi fin de semana ha durado dos días de más: uno por el día de Andalucía (las ventajas de ser malagueño…) que cayó en domingo y se pasó al lunes. Un día de fiesta estupendo para no hacer absolutamente nada y quedarse en casa, un plan perfecto de no ser por este virus tan feo que se me manifestó cual espectro el domingo al levantarme de la cama. El segundo día de más en mi fin de semana ha sido sólo a causa de ese virus que he mencionado en la frase anterior, que persiste en su intento de mantenerme encerrado en mi cuarto con la de cosas que tengo que hacer esta semana.

La cuestión es que, mirando atrás, me he dado cuenta que no quiero volver a ver esas caras oscuras tan temprano en la mañana de mañana. Soy consciente de que me aterra volver a ver que nada ha cambiado, que marzo llega cargado con las luchas de febrero (mea culpa, he de admitirlo)

169 Bipolar

Sólo me consuela pensar que en este mes hará un año que me cambió la vida, que viajé a otras tierras, cruzando el océano, para vivir intensamente una experiencia de Dios, y que “fuera del horario laboral” tengo planes nuevos como el viaje a Madrid, a la NAO, este sábado, o el certamen de Sax y el concierto compartido con Manolo, que me ilusiona y me hace apostar fuerte de nuevo por esto de cantar (eterna lucha, por otro lado).

Lo sé, soy bipolar, una persona totalmente distinta de siete y media de la mañana a seis de la tarde que de seis en adelante y los fines de semana al completo. ¿Cómo se remedia eso?

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Imágenes:

BiPolar de Reluctantlystrange (http://reluctantlystrange.deviantart.com) ; Bipolar de Embrionproducciones (http://embrionproducciones.deviantart.com)

lunes, 1 de marzo de 2010

De concierto en concierto

Para poder describir este fin de semana me faltan palabras. No es que no encuentre las apropiadas, es que creo que no existen las que sean capaces de expresar tanto vivido.

De concierto en concierto, vuelvo lleno de historias, de visitas inesperadas, sorpresas, nuevos amigos y música, mucha música.

 

Agradecimientos: a los que me han cantado, Gema, Tontxu, Gustavo, El Kanka y Jose Antonio (y banda), a la grata compañía, Patri, Marcos, Alfonso, Sara, Boni, Mariano…

Videos: EndeGarcía (http://www.youtube.com/user/endegarcia)