jueves, 30 de julio de 2009

Vacaciones!

“Si poco me queda, menos quisiera” decía esta mañana en el taller cuando hablábamos de cansancio y de vacaciones. -Qué bien me quedó el pareado- me autorreforzaba. Y es que espero el día de mañana como niño a los reyes magos. Necesito un descanso, dejar de pensar en reuniones, en “sin barreras”, en Navidades, en bajas, en tarjetas, en discusiones, furgonetas, piscina, comedores, evaluaciones, “directores”, “compañeros”, “fiestas del agua”, descuentos en las extras, tintas de impresora, residencias, UED’s y CO’s, en politiqueos, en jueves de lentejas y pescado, en perreras y plantar pinos, medicaciones, pan, en días de menos por excedencias… Necesito el mes de vacaciones.

083 Vacaciones!

Quiero descansar y volver renovado, no estar “quemado” por las obligaciones “residuales”, volver enamorado de mi trabajo, como cuando empecé.

Yo, por mi parte, ya me di “vacaciones cerebrales”, pero prometo no dejar de pensar en COMPAÑEROS (no como los de antes entrecomillados) y en ELLOS.

Lo que sí que juro solemnemente es no pisar el trabajo hasta el 31 de Agosto por ninguna razón. ¡¡¡Así se muera el camello de lo alto del reloj en el taller, que conmigo no contéis pa velarlo!!!

Me auguro unas vacaciones “VACACIONES” (no sé si me entendéis)

Me ilusiona irme a Cádiz mañana (buen comienzo.)

miércoles, 29 de julio de 2009

Calla

No merece la pena hacer ruido, el silencio habla más de lo que calla. Es mejor volver la cabeza e inundar la sala de un cómodo silencio, y dejar que el tiempo, con su manía de arreglarlo todo, ponga cada cosa en su lugar.

Mientras tanto calla.

082 Calla

martes, 28 de julio de 2009

Sé bienvenida

Todo tiene otro sonido.

Las melodías de siempre empiezan a ser diferentes. Los acordes de mi vida toman otros colores e inundan las paredes vacías de recuerdos, los libros del paredón con la esperanza muda de ser abiertos, el piloto del carro colgado del techo, los juegos, los cajones, las pelusas de debajo de mi cama, cada uno de mis cds, la guitarra de corcho, mi maceta y sus semillas… Cada nota se cuela en mi armario y revuelve las camisas y los pantalones. Envuelven a mi muñeco de trapo y se le marca la costura de la boca. Llenan de vibraciones los espacios, mis carpetas, la papelera, mi ordenador, el equipo de música… Asaltan las aspas del ventilador encendido los ritmos y se esparcen llenando todo de luz, y acaban muriendo en mi libreta después de habitar en mi oído.

Todo tiene otro sonido desde que llegaste aquí.

Sé bienvenida.

081 Bienvenida

(Nueva guitarra)

lunes, 27 de julio de 2009

Me cuestan las despedidas

Cada vez me cuestan más las despedidas. Se me va la vida mirando hacia atrás cuando emprendo el regreso, y pienso que mi sitio está ahí, o allí, o en cualquier otro lugar que no sea en el que estoy. Me embaucáis con vuestros abrazos y vuestros “te quiero, hermano” y disipáis mi tristeza, que vuelve en el instante del primer paso camino a “casa”. Me miráis con una mirada limpia y me queréis por mi nombre y no por mis adjetivos. Me pensáis en plenitud, en la que todavía no he alcanzado, en la que no sé si alcanzaré. Sabéis que no soy nada y me descubrís pobre y aún así me hacéis valer. Os preocupáis por mi (No es algo que hagan muchos).

¿Cómo no dolerme cuando os dejo? ¿Cómo no rogarle a Dios que me conceda un nuevo encuentro, agradeciéndole que me haya tropezado en mi torpe camino con cada uno de vosotros? ¿Cómo no amar esa tierra donde sonrío?

Disculpad mis atropellados pensamientos. No sé expresarme con claridad con mil deseos y sueños paliativos para este dolor de alma.

 

 

 

 

 

…No me toméis en cuenta, hoy no sé sentir a derechas y le doy muchas vueltas a las cosas (más incluso que normalmente). Simplemente quería deciros que cada vez me cuestan más las despedidas. Será que cada vez os quiero más.

martes, 21 de julio de 2009

Del manual del guerrero de la luz

Un día, sin ningún aviso previo, el guerrero descubre que lucha sin el mismo entusiasmo de antes.

Continúa haciendo todo lo que hacía, pero cada gesto parece haber perdido su sentido. En este momento, él sólo tiene una elección: continuar practicando el Buen Combate. hace sus oraciones por obligación, o por miedo, o por cualquier otro motivo, pero no interrumpe su camino,

Sabe que el ángel de Aquel que lo inspira está dando un paseo. El guerrero mantiene la atención concentrada en su lucha e insiste, aun cuando todo parece inútil. Al poco tiempo el ángel regresa, y el simple rumor de sus alas le devolverá la alegría.

Manual del Guerrero de la Luz – Paulo Coelho

lunes, 20 de julio de 2009

La oscuridad y la luz

4 días sin actualizar. Una semana negra que mina la vocación de cualquier persona y que no ha hecho más que traer disgustos, cansancio, agobios, prisas y tristezas. algún día gris que no merecía ser recordado y repentinamente “viernes”. Curioso viernes lleno de luz como nunca acostumbra este día. Una película en el cine, una cena inesperada con emaús, la inminente llegada de “no muy viejos” amigos y planes para dos días restantes.

Dormir hasta tarde un sábado, encontrarme con ella, comprar un libro, almorzar pasta y viajar en coche. Llegar al sitio adecuado, saludar a muchísimas personas, ver a Nacho y a Isra y decirles que se “pongan guapos”. Un fugaz abrazo con Jose Luis, despedir a cientos de personas y emprender la marcha a casa. Planear mientras viajamos y acabar en la playa cantando canciones, cenar con Juan y Leti e irnos al concierto de Alfonso. Cantar con él, estar con ella y escuchar alguna opinión. “Nacho se queda a dormir” y dormir apenas.

Madrugar más que los gallos y prepararnos para dar un “paseo” (marítimo). Quedar en el reloj de sol y echar lo que queda de mañana. Almorzar pizza (y más pizza) y comer pizza de postre. Subir a “la escuela” e ir a la playa, hacer hoyos en la arena o pisar piedras enormes, viendo cómo se reanima a alguien. Decir “te veo serio” y volver al colegio para ser usado de gps. Llegar al final de la misa y hablar y hablar. “Cenar” si se le puede llamar así y hablar con Jose Luis para responder al “qué tal” un “algo gris”. Volver al grupo a despedirme y ser acompañado al coche. Verla volverse Wendy y pedir un beso…

Y enfrentarme de nuevo a otra semana oscura.

jueves, 16 de julio de 2009

El baile de máscaras

079 El baile de mascaras

Esto es así: trabajamos en un baile de máscaras y nunca sabes con quién te tocará el siguiente paso ni si te pisarán.

Cada quién baila su propia música y lo único claro en medio de tanta incertidumbre es que “vas acercándote a las personas que tienen tu ritmo”, así que no te fíes si van a pie cambiado.

Hoy bailábamos despistados y nos metimos en el salón equivocado. Nos impusieron un tempo y una melodía no concordante con nuestra danza y que, además, lleva repitiéndose durante unos años. Aún así supimos poner nuestras notas.

Íbamos a cara descubierta en este baile, cosa que no agrada mucho a los que ocultan su verdadero rostro.

Un día, la orquesta dejará de tocar y en ese momento rodarán cabezas.

 

Hoy no hemos salido contentos de nuestra reunión en el trabajo. Nos ha sonado todo a “más de lo mismo” y a caza de brujas. Necesitaban encontrar culpables a lo que ellos han causado, pero hoy se miraban al espejo equivocado.

Después de horas de reunión solo han sacado en claro que hay cosas que se hacen mal y provocan descontento. Nosotros sin embargo no hemos descubierto nada que no supiéramos con anterioridad. Hemos expuesto nuestras inquietudes y nuestras quejas hacia la incompetencia que detectamos y hacia la falta de comunicación que existe, y una vez más hemos comprobado que “todo es escaparate”

No nos hemos dejado asesinar para expiar sus culpas ni hemos sido dedo acusador. Hemos hecho lo que teníamos que hacer.

«La corte nos espera
a derramar la sangre,
pero no vamos a ir
a tan odioso baile»

(silvio rodriguez)

 

«Primero arregla la gotera y luego pones parqué en el sótano, si es que realmente lo ves necesario»

miércoles, 15 de julio de 2009

Plantar un árbol

“Un hombre, para ser completo, ha de plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro."

Parece ser que esta frase viene del islam, que no dice que tengas que hacer concretamente estas cosas, si no que afirma que el hombre se ve recompensado si antes de su muerte ha logrado hacer una buena obra que perdure, transmitir un conocimiento provechoso y ser respetado por sus descendientes.

En mi opinión la plenitud no depende de actos concretos sino de sentimientos tras ellos. Cierto que plantar un árbol, tener un hijo o escribir un libro pueden ser causas de felicidad, pero se puede encontrar la plenitud dentro de un libro escrito por otra persona, jugando con los hijos de algún amigo o sentado a la sombra de un árbol plantado hace cientos de años, sin tener que sentirlos “propios”.

Sin embargo hoy salimos a realizar la primera premisa: plantar árboles. Al principio sólo sabíamos que íbamos de excursión, pero no sabíamos a dónde ni a hacer qué. Nos ha recogido un autobús y nos ha llevado a la depuradora de agua donde nos han explicado el proceso y tratado del agua residual y nos han contado algunas cosas sobre los árboles autóctonos, para terminar plantando 10 pinos piñoneros en los jardines de la depuradora.

Ha sido un trabajo pesado, porque hacía bastante calor y el sol pegaba fuerte y ellos son muy suyos, sobre todo a la hora de alzar azadón y cavar en la tierra, pero lo han disfrutado, como las cosas sencillas y han participado a su medida en la “reforestación”.

Puede que no me convenza demasiado la frase del poeta, pero si está en mi mano la felicidad de los míos, tengo que hacer lo posible para ofrecérsela, a pesar de los pesares.

Hoy ellos (y yo) han plantado árboles. Son más “ellos

-Antonio… ya tengo el árbol. Sólo me falta… ¡plantar el libro y escribir el hijo!

Leo tu blog

Restos de un naufragio interior

Jamás pensé cuando comencé a escribir en este lugar del mundo, que no existe físicamente pero que puedo llamar mío, que la “repercusión” que iba a tener iba a ser tan desmesurada.

“leo tu blog” se ha convertido en al frase del año. La he oído salir de labios insospechados, provocando en mí sorpresas, a veces agradables y a veces “poco agradables”. Me han preguntado qué tal mi naufragio, o quienes son Aire, FeoMontes o Gonzalo. Me he dejado conocer un poco más a través de este medio y he conocido mejor a algunos gracias a él. Me ha leído “mi familia” del otro lado del océano y de otros lados de la península. Mi blog ha gustado, ha encantado o no ha gustado nada, según cada quien.

He podido enlazarme a otros rincones donde se muestra el alma de otras personas, conocidas o no. He disfrutado con cada uno de los comentarios que me han hecho, aunque solamente me escribieran “mola” en alguna que otra ocasión.

Hoy me dijo alguien “leo tu blog” y supe que tenía que escribir acerca de lo agradecido que me siento cuando escucho esa frase, cuando recibo regalos de gente que se molesta en opinar acerca de mis inquietudes, miedos, fracasos y victorias, acerca de mis declaraciones, mi música… Después de darle el merecido abrazo por leerme le he dicho: Por favor, déjame un comentario aunque sea, que me recuerde que debo seguir escribiendo, Me basta con que me escribas lo que me has dicho: Leo tu blog.

Gracias a todos y cada uno de los que “me leéis”

Me animáis a seguir escribiendo.

078 Leo tu blog

lunes, 13 de julio de 2009

Simplemente

Quiero jugar tu juego.

Mostrar mis cartas.

Quiero hacerte trampas, a tu manera.

Tengo una estrategia decidida.

Voy a ganarte, a que me ganes… nos ganemos.

Prescindiré del tiempo, de mi tiempo y el tuyo, estos malditos tiempos.

Quiero ser contigo participio y gerundio.

Dar una oportunidad a mi escasa fe, a mi pobre amor.

Quiero quererte conmigo, hacerte sonreír, comer yogur helado, contar lunares, contemplar milagros de mar, ver cómo se te riza el pelo, compartir locuras, viajes y alguna que otra película…

Quiero cambiarte el nombre.

Quiero.

Simplemente quiero.

viernes, 10 de julio de 2009

Uno con el mundo

«Siempre me despierto con la duda de qué pie pondré en el suelo» dice una canción que escuchaba ayer. Esta mañana me levanté optimista, consciente de haber puesto el pie correcto en contacto con la realidad. Optimismo que a mi habitación no le agradó encontrarse de frente y que ha intentado difuminar entre el oscuro del cuarto. Aún así le he echado valor al día y he salido por fin a la calle, camino de la doctora que me iba a dar la libertad. Libertad que ha sido “voluntaria” porque todavía quería tenerme encarcelado entre mis cuatro paredes dos semanas más. Mi primer pensamiento con alta en la mano ha sido “me voy a dar un paseo por la playa esta tarde”. Así que he vuelto a mi casa feliz y dispuesto a dejar entrar al sol en mi habitación, he salido al salón a almorzar y he empezado a prepararme para mi paseo.

077 Uno con el mundo

He salido de mi casa camino del mar para dejarme sorprender. Al llegar he mirado frente a frente a su inmensidad, he respirado profundamente para que la sal limpie las ideas grises que se forman durante los destierros, he mojado mis pies en el agua helada y he echado a andar sin querer llegar a ningún sitio. En un momento me he parado y he vuelto a mirar el azul infinito, me he quedado quieto y he dejado que las olas de la orilla vayan hundiendo mis pies en la arena. En ese momento me he sentido uno con el mundo y me he llenado de paz. –Me siento libre –me he dicho. Eran mis 7 en punto. Acto seguido he desenterrado mis pies y he vuelto al calmado paso, camino al lugar que a veces llamo casa.

(beso de sal)

Imagen: “foot, sand & water…” de mezaih (http://mezaih.deviantart.com)

jueves, 9 de julio de 2009

Entretenimiento familiar

“No es fácil tener recursos estando aquí confinado” comentaba en una conversación. Cierto que no hago gran cosa por culpa de esta baja que me está durando demasiado. Sea como sea, mañana tengo cita con el médico (aunque no sé qué pasará). Al menos mañana saldré de nuevo a la calle a que me dé el sol en la cara…

Mientras tanto ocupo mis horas componiendo canciones (ya llevo cinco y pico) o participando en el entretenimiento familiar del momento: el puzle (estaba claro que de un momento a otro iba a aparecer en mi blog…)

075 Entretenimiento familiar

Mi madre y yo somos los que más tocamos el puzle, más que nada porque estamos viendo quién es capaz de encontrar más piezas… Ella sabe que va a perder, lo va comprobando por momentos. Suelo pasear de mi cuarto al salón, cojeando o saltando a una pierna. A cada paseo coloco 3 o 4 piezas y vuelvo a mis charlas vía messenger. Hoy, recién levantado tomé un vaso de leche, piezas en mano y coloqué unas cuantas. Me dio un ataque de risa al oír a mi madre en voz alta, media hora después, “¡niño!, ya he puesto dos”.

-¿Cómo eres capaz de hacer el puzle tan rápido? –me ha dicho mi madre en un par de ocasiones.

-Mamá… soy un experto. He podido con puzles peores. Si no mira mi vida… -le he contestado hoy.

Nos hemos mirado y ella me ha dicho “estás filosófico” y se ha echado a reír. Me he reído, socarrón, con ella y he terminado la conversación diciendo “Sí, pero te gano en esto”.

076 Entretenimiento familiar

Esta tarde, cuando ha llegado mi padre, teníamos medio puzle hecho. Mi madre me ha mirado de reojo y se ha atribuido el mérito. Habrá que darle ventaja…

miércoles, 8 de julio de 2009

Héroe

Por dedicarme a lo que me dedico, alguna vez me han llamado “héroe”. Para nada. Sólo hago lo que sé. Héroes ellos, que amanecen llenos de sueños sencillos y los van cumpliendo, que luchan contra viento y marea simplemente para ser felices y no morir en la rutina de un taller gris, lleno de polvo y de penas (¡aunque más de lo primero!), que hacen oídos sordos a todos los rumores que acechan por los pasillos esperando a que te descuides para atacar, que acallan lenguas a golpe de indiferencia, que respetan las normas, pero no se dejan dominar por ellas, que salen, que entran, que ríen y lloran, que gritan y pelean, que trabajan y vaguean, que charlan a todas horas, que sacan de quicio, que sorprenden y se sorprenden (porque se dejan sorprender), que te cambian el nombre, que dan “los buenos días”, que aman… Héroes ellos, que sobreviven.

Como nosotros.

Alguna vez me han llamado “héroe”. Rectifico: puede que lo sea (que lo seamos). Tengo grandes “maestros”

martes, 7 de julio de 2009

Eran las 4 de la tarde

Al día siguiente estaba Juan [el bautista] con dos de sus discípulos. Viendo pasar a Jesús, dice:

- Ahí está el cordero de Dios.

Se lo oyeron decir los discípulos y siguieron a Jesús.

Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les dice:

- ¿Qué buscáis?

- Rabí (que significa maestro) ¿dónde resides?

Les dice:

- Venid y ved

Fueron, pues, vieron dónde residía y se quedaron con él aquel día.

Eran las 4 de la tarde.

Jn 1, 35-39

 

Quizá elegí mal el cuento, quizá no me expliqué tras relatarlo.

Sinceramente pienso que estoy viviendo un Gran Momento, de los que dejan huella en tu existencia, de los que recuerdas en momentos bajos y que te ayudan a caminar y crecer. Acabo de dejar atrás una crisis que me duraba años. Miro con otros ojos, me gusta la vida, me rio de nuevo, me enamoro de los pequeños milagros que Dios me concede… Es de esas horas que se quedan grabadas en tu memoria (como las 7 de la tarde de ese reloj, como las 4 de la tarde de los discípulos).

Soy hombre poco lineal, mi estado de ánimo es muy cambiante y sé que mañana o esta misma tarde no tendré tan patente esta sensación, pero ya sé a qué hora sucedió. Para nada creo que este momento alto me vaya a durar un segundo, ni creo que el resto del tiempo sea gris, insulso y digno de obviar en mi biografía, tampoco soy de crisis constantes. Mi pretensión con el texto de ayer no fue decir al mundo “Estoy en hora con el universo, pero mañana volveré a caer en la apatía”, no, en absoluto. Mi mensaje de ayer fue el mismo que el de hoy: “Estoy disfrutando de mis siete campanadas” o “Esta es la hora en la que conozco a Dios, me quedo con Él este día”.

[estoy obsesionado con los horarios…]

lunes, 6 de julio de 2009

El reloj parado a las 7

En una de las paredes de mi cuarto hay colgado un hermoso reloj antiguo que ya no funciona. Sus manecillas, detenidas desde casi siempre, señalan imperturbables la misma hora: las siete en punto. Casi siempre, el reloj es sólo un inútil adorno sobre una blanquecina y vacía pared. Sin embargo, hay dos momentos en el día, dos fugaces instantes, en que el viejo reloj parece resurgir de sus cenizas como un ave fénix. Cuando todos los relojes de la ciudad, en sus enloquecidos andares, y los cucús y los gongs de las máquinas hacen sonar siete veces su repetido canto, el viejo reloj de mi habitación parece cobrar vida. Dos veces al día, por la mañana y por la noche, el reloj se siente en completa armonía con el resto del mundo. Si alguien mirara el reloj solamente en esos dos momentos, diría que funciona a la perfección... Pero, pasado ese instante, cuando los demás relojes callan su canto y las manecillas continúan su monótono camino, mi viejo reloj pierde su paso y permanece fiel a aquella hora que una vez detuvo su andar.
Y yo amo ese reloj. Y cuanto más hablo de él, más lo amo, porque cada vez siento que me parezco más a él. También yo estoy detenido en un tiempo. También yo me siento clavado e inmóvil. También yo soy, de alguna manera, un adorno inútil en una pared vacía. Pero disfruto también de fugaces momentos en que, misteriosamente, llega mi hora. Durante ese tiempo siento que estoy vivo. Todo está claro y el mundo se vuelve maravilloso. Puedo crear, soñar, volar, decir y sentir más cosas en esos instantes que en todo el resto del tiempo. Estas conjunciones armónicas se dan y se repiten una y otra vez, como una secuencia inexorable. La primera vez que lo sentí, traté de aferrarme a ese instante creyendo que podría hacerlo durar para siempre. Pero no fue así. Como mi amigo el reloj, también se me escapa el tiempo de los demás. Pasados esos momentos, los demás relojes, que anidan en otros hombres, continúan su giro, y yo vuelvo a mi rutinaria muerte estática, a mi trabajo, a mis charlas de café, a mi aburrido andar, que acostumbro a llamar vida. Pero sé que la vida es otra cosa. Yo sé que la vida, la de verdad, es la suma de aquellos momentos que, aunque fugaces, nos permiten percibir la sintonía del universo.
Casi todo el mundo, pobre, cree que vive. Solo hay momentos de plenitud, y aquellos que no lo sepan e insistan en querer vivir para siempre, quedarán condenados al mundo del gris y repetitivo andar de la cotidianidad.

Por eso te amo reloj. Porque somos la misma cosa tú y yo.

(Déjame que te cuente – Jorge Bucay)

domingo, 5 de julio de 2009

¿Jugamos al mierda?

¿Jugamos al Mierda?

Que no os asuste el nombre… El Mierda es un juego muy sencillo: se juega individual o por parejas, con una mesa entre los jugadores, bien señalada la mitad (importante) y el juego es muy similar al ping pong, es decir, que la pelota bote en el campo contrario, solo una vez, …y a puntuar…

¿Excepcionalidades? Pues que la pelota es de fútbol y se juega con los pies… Se pueden dar máximo 3 toques (como el voley) y además hay una regla especial: se puede pasar por debajo de la mesa siempre que la pelota vaya rasa y no choque con ninguna de las patas, si no sería falta y punto para el contrario.

Un juego bastante original.

¿Por qué se llama Mierda?: prueba a jugar durante 5 minutos, verás que cuando fallas es la única palabra que te sale.

¿Y todo esto a qué viene? Déjame que te conteste con una pregunta: ¿A qué edad dejas de ser niño para ser viejo? Llevo un par de días pensando en que ya apenas jugamos a nada… nos limitamos a “madurar” y a ser personas adultas, serias y formales.

¿Cuándo fue la última vez que jugamos al Mierda? ¿Al águila? ¿Cuándo dejamos de quedar en las casas para jugar al Risk o al Tabú o a ese tan gracioso de acertar la imagen del otro? ¿Compatibility se llamaba?; Ya apenas jugamos al palo, y eso que era el juego del año. ¿Dónde quedaron las noches en casa de Dieguito jugando al duro y tocando el piano?

Quizá por eso somos tan tristes… hemos perdido la ilusión por el juego, por estar reunidos.

Señores, apenas quedamos si no es para cenar, y antes nos podíamos tirar las horas muertas en el escalón de “la puri” hablando.

El mundo, ese gran enemigo para los que no somos de él [No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo" (Juan 17:16 y 18)], con su sutil encanto nos va liando a cada uno en nuestros asuntos, llámese trabajo, llámese estudios o como lo queramos llamar.

Y es en eso en lo que os animo a luchar. Recuperemos la ilusión por jugar, por unirnos, por sentir al otro parte de uno mismo.

… Y quizá algún día, uno de nosotros volverá a ser el “Campeón de Mierda” (jeje) …

Tesoro rescatado de “Cuentos Compartidos” (http://curroayllon.spaces.live.com)

01 de Agosto de 2008

sábado, 4 de julio de 2009

Cuéntame tu naufragio

Me buscas.

También me dejo buscar. «Si Dios quiere que escuches mi naufragio, por algo será». Normalmente el que busca soy yo. Después de un intento fallido sigues insistiendo y, aun a pesar de esta pierna que se resiste a salir de mi casa (el resto del cuerpo desea y necesita una salida urgente de mi habitación) quedamos para hablar con la “excusa” de este blog (bendita excusa).

Durante el trayecto en coche hablamos de mi lesión y la baja, de música y oración, de San Francisco y el acecho de Dios… Temas que nunca se me ocurre sacar para encauzar la conversación.

Al llegar me sueltas un “Cuéntame tu naufragio” y haces silencio. Bajo la mirada, como siempre que voy a dejar salir el alma (no soy capaz de mirar a los ojos…), hago acopio de fuerzas y empiezo año atrás. Te hablo de mis “juicios”, de los dedos que me señalaron, de mis miedos, mis vacíos, mis soledades, mi proceso de discernimiento, mi Viernes Santo, el dichoso blog, “mi decisión”, las disconformidades, mis fallos… También de mis descubrimientos, de mi “nueva gente”, de mi apuesta, de mi cariño, la esperanza, mi vocación…

Y en medio de estas luces y sombras de mi camino tomas la palabra y me hablas de San Pablo, de tu experiencia, de la cantidad de “gente nueva” que tienes tú a cada momento… y se te nota apasionado. ¡Levantas los brazos cuando hablas del Evangelio!. Comprendes. Empatizas. Aconsejas... Animas.

Acabo la conversación con la sensación de haber sido escuchado y tú concluyes con un “Siempre que quieras hablamos”

A Paco: Bienvenido al Naufragio

viernes, 3 de julio de 2009

Instrucciones para cruzar el desierto

Un poco de mi tercera canción después de la sequía, “Instrucciones para cruzar el desierto”

 

… Y llegará el desierto

y habrá que cruzarlo

una vez más.

Vendrá el primer paso

y con él tu miedo

de no llegar.

Morderá la sed. Serás tentado.

Sentenciarás: «Morir no está tan mal»

Con el segundo paso

te notarás pesado.

Claudicarás.

Pelearás en vano.

Darás un tercer paso.

Tropezarás.

Un paso más y levantas la vista

y allá en el horizonte hay algo más.

Algo más que arena. Algo más que penas.

Das un quinto paso. Aunque sea despacio

Continuarás.

Y verás la meta. Ya no vas a ciegas.

Das el sexto paso. Vas caminando.

Otro paso más.

Otro paso más.

jueves, 2 de julio de 2009

Mi sueño es el vuelo

074 Mi sueño es el vuelo

Ando aburrido de estar en el suelo.

Desde hace unos días pruebo a desplegar las alas, darme un paseíto allá arriba y recordar lo que era y lo que quiero volver a ser. Desde entonces tengo otra fuerza, más Vida.

Cada vez estoy más seguro de haber cumplido mi deseo de cumpleaños.

Soy capaz de proponer a gente que “mire con otros ojos”, pactando un “yo también lo haré” y ser capaz de cumplirlo. Incluso he vuelto a componer canciones (Hoy he escrito la segunda en dos días, buen promedio…)

Cierto que aprender a volar cuesta bastante, pero esto es “como montar en bicicleta” (todo en este mundo se parece a montar en bicicleta, siempre se pone ese ejemplo). Me basta con recordar mi vuelo, cuando sólo sabía sonreír y… ¡Ahí estoy! ¡Ahí arriba!

 

Aprendí a caer. Aprendí a estar en el suelo.

¡Pero mi sueño siempre ha sido el vuelo!

Imagen: AutoLiniers (http://autoliniers.blogspot.com/)

miércoles, 1 de julio de 2009

¿Dónde estabas?

- ¿Dónde te metiste? Te he estado buscando durante años- te he dicho entre resentido por tu escondite y la alegría de encontrarte.

- Siempre he andado por aquí, ¿Cómo no me has visto?- me has contestado divertida.

- Nunca te he visto, querida, pero hoy te he tocado con la punta de los dedos, he vuelto a sentir que andabas a mi paso, que cantabas conmigo, que me susurrabas palabras.

- También siempre lo he hecho, pero tú no te hacías el oído a mis susurros- me has dicho agravando el tono de tu voz has convertirse en casi un reproche.

- Las crisis…

- Anda, levanta la cabeza, que se te acabó esa palabra tan fea. Vuelve a tocar la canción.

073 Donde estabas

(Encontré la inspiración)