viernes, 12 de febrero de 2010

Vuelvo

«Lo más hermoso es el silencio, aunque no un silencio cualquiera. Para que tenga intensidad, el silencio debe ser preparado cuidadosamente…»

(Robert Bresson, director de cine)

Después de este tiempo de silencio buscado (ayuda para la concentración ante los exámenes) vuelvo a las andadas. Han sido muchas las horas con la cabeza baja, centrado en unos papelitos que subrayaba de colores para darle alegría, muchas horas dedicadas a hacer del “saber” (de sabor…) algo insulso y con una sola utilidad: aprobar.

Mi profesor del ciclo decía que el verdadero saber es el que se te queda después de haber olvidado que te examinaste. Supongo yo que algo de esto que he vivido se me quedará… (espero)

Mientras tanto he de festejar que la primera época de exámenes de vida no me ha matado, más bien hemos llegado a entendernos y respetarnos.

Y ahora estoy de vuelta

2 comentarios:

  1. Te deseo toda la suerte que merece tu esfuerzo; hacer exámenes siempre es un trámite, una forma bastante imperfecta de "medir" lo que sabemos o una forma bastante utilizada para descatalogar personas y tratar de aburrirlas (siempre dependerá del tipo de examen y del tipo de examinador, claro) De cualquier modo, con tu actitud quedará asegurado lo más importante: que es aprender, independientemente de los resultados. Suerte y un abrazo.

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  2. Hace años que no me examino de nada y, aún así, sigo teniendo sueños-pesadillas con algún examen de la facultad. Lo paso mal, me sudan las manos, me quedo en blanco y me extraña no saberme nada. Buffff.
    Ahora le doy la vuelta a la tortilla porque la que pone el examen y corrgie soy yo. No me gustan los exámenes, no me convence el método pero casi nadie propone otro.
    Me alegro de que a ti tal trance te haya ido bien y de tenerte de vuelta por aquí.
    Besos.

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