Existe un animalito muy curioso llamado coquí. A su canto le pasa un poco lo que a mí: Por aquí no se encuentra.
Comienza al anochecer y perece ser el canto de un pájaro o algo parecido pero el animal es una especie de ranita muy pequeña, apenas de 3 centímetros.
Me enamoré de ese canto en Puerto Rico. Me recuerda todo lo experimentado allí, todos los rostros que han llenado mi mente y mi corazón, todas las vidas que han llegado a mí llenándome de vida. También me recuerda momentos de crisis, de sentirme nada, de bajar la cabeza, de llantos sin hombros y de brazos agarrándome al borde del precipicio.
Ese canto me habla de Fe y de Vida, ambas con mayúsculas. Me recuerda nombres y sueños, ganas de crecer, comunidades, madurez, compromiso, enfermedad, entrega, voluntad…
En él se mezclan risas de niño, música, creatividad, curiosidad, inocencia, ilusiones, ganas de aprender y sobre todo amor.
Quizá por eso ese canto que oí por allá sea tan especial, porque me recuerda que todo lo que puse en juego nunca cayó en saco roto.
A todos los jóvenes de la Parroquia Jesús Maestro y las personas que los acompañan.
A mi niño Héctor y a Don Moisés, pequeños y pobres.
Gracias a mo921 por su video (http://www.youtube.com/user/mo921)
Por fin le pongo cara a ese bichito pequeño! Existía! :)
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