martes, 17 de noviembre de 2009

Ego Solidario

Aún no me acostumbro a la sensación que produce el ser el primero que abandona la casa por las mañanas y el último que llega a ella por las tardes-noches. De hecho, creo, no voy a poder asimilarlo del todo. El día que más temprano llego a casa, lo hago después de 13 horas entre trabajo, estudio y desplazamientos.

No, no me quejo en absoluto. Soy consciente del desgaste que sufro y de las secuelas que puede dejarme, pero estoy disfrutando a cada momento de mi “segunda edad de estudiante”. No me cuesta apenas nada llegar saturado de “información laboral” y sentarme a ver los procesos cognitivos del bebé entre la vida intrauterina y los dos años.

Lo que sí me cuesta un poco es saber que tras las paredes de la biblioteca, en las que reina el silencio y el ambiente de estudio, sigue estallando la vida, que anochece y la cuidad se ilumina, que los parques están repletos de niños que ríen, abuelos que pasean y parejas que se besan, que las olas del mar siguen acercándose a acariciar la orilla y se retiran lentamente en un baile hipnótico...

En tanto, adquiero conocimientos al coste de los giros que el mundo da mientras no lo miro.

- “Te gastas la vida” - me han disparado certero al pecho.

Lo sé, no lo puedo dudar, pero yo no lo veo gasto. Invierto. Verás, no sé si soy pionero en acuñar el término “Ego solidario” pero yo lo veo precisamente así:

Cierto que es ego: quiero hacer la carrera que intenté hace 3 años y a la que tuve que renunciar.  Quiero porque es un reto para mí, porque estoy enamorado de esa profesión. Pero es solidario, pues creo que me he estancado y si estudio seré más útil a las personas a las que atiendo, podré dar más de mí y dispondré de otros medios que ahora no tengo para usar.

Mi vida transcurre entre esta disyuntiva y el cansancio que acumulo día a día y del que me recupero como puedo durmiendo “excesivamente” el sábado o el domingo que me dejen el resto de compromisos que venían “de serie” en mi vida y mi vocación.

Qué aliviado se queda uno cuando saca todas sus miserias afuera…

4 comentarios:

  1. También una se queda aliviada cuando nota que las miserias son bastante comunas. Me ha gustado mucho cómo describes los sentimientos. Puede que estés "gastando la vida", pero a tu modo, haciendo lo que te gusta, otros la malgastan sin pararse a pensar ni en sus miserias.
    Mucho ánimo.
    Besos.

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  2. "Comunes", no "comunas". Siento ser un borrón en tu blog :))

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  3. Gastar la vida es sentarse delante de la telelvisión y ver pasar la vida de los demás, mientras la propia se hunde en la miseria. No, no gastas la vida, al contrario, cada vez tienes más, cada día sentirás más la VIDA, tu VIDA ¡. Tendrás tu gran recompensa, seguro, no desistas en el intento.
    Tus letras transmiten una gran serenidad.

    Un gran abrazo

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  4. Marea... añado a esa impresión tuya,
    BÚSQUEDA
    Eso me transmiten a mí las palabras de Curro; y esto es altamente positivo porque como decía Picasso:
    -"La inspiración llega trabajando"

    Un solidario saludo.

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