«Demasiado grande el escenario» pensaba yo, pero nada de eso. Se llenó completamente de música.
Una pequeña “chispa” prendió el sonido y las notas fueron invadiéndome para descubrir tras la guitarra de Fede a una “escondida” Elena que me regalaba un concierto “íntimo” en la plaza del pueblo. Canción a canción fueron haciéndose pequeños (como los realmente grandes) allá arriba en el escenario y jugaron con las melodías a los ritmos de Nano. Nos regalaron magia, hicieron una receta de cocina, viajamos con ellos a Pekín y Argentina, nos contaron cuentos con “moraleja”, cosieron sin dedal, los miramos temblar y nos dejaron en herencia “todo lo desaprendido”. Y al final de todo se despidieron de una gran noche improvisando “un adiós en su pañuelo”
Saliendo del espectáculo conversamos de música, de fútbol, giras argentinas, de la extraña oficina, de bengalas (jeje), del volumen II, de comida (mucha comida) y se forjaron nuevas amistades (con la Lole).
En el coche, de vuelta a Málaga, pensé en plasmar en Músico(en)terapia un pequeño y humilde homenaje a Elena [http://musicoenterapia.blogspot.com/2009/08/con-tu-hilo.html], como ya lo hice con Fede [http://musicoenterapia.blogspot.com/2009/07/subiendo-cuestas.html], para agradecerles las curas de voz y melodías.
Muchas gracias por la noche.
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