Reconozco que estaba demasiado cerca.
El fragmento de lienzo que me tocó contemplar era de trazos muy oscuros y poco definidos para sacar algo concluyente.
Me cegué, queriendo hacer de mi parte un cuadro completo, y eso me trajo agobios de todo tipo.
Quedé atrapado en los negros que inundaban mi campo de visión y poco a poco fui pintando mi mente de “oscuro” para no ver y el corazón de “gris” para no sentir.(mi corazón ya iba con tonos grises)
- «No estás hecho para contemplar cuadros» - me decían y me decía.
- «Tienes razón» - me contestaba a mí mismo
Odiaba mi parte de obra. Podía tocarla, sentir la textura rugosa de la pintura y en ciertos tramos incluso el lienzo, pero no conseguía “ver” lo que aquello significaba.
Pero siempre hay artistas experimentados que al verte sufrir te lanzan un «aléjate un par de pasos y mira de lejos».
Al principio no le hice caso pues “esto es lo que me toca”. Pero ¿quién soy yo para contradecir a un experto en esta materia?.
Dos semanas después le voy viendo otras tonalidades que antes no era capaz.
A veces incluso me gusta esta obra.
Pinceladas sobre mi experiencia misionera.
Obra: “Noche estrellada” de Vincent Van Gogh
Cada vez estoy más contento por no haberte dejado abandonar el barco... Por supuesto que te acompañaré a crecer porque, egoístamente hablando, necesito crecer contigo, mi hermano. ¡SIEMPRE AMANECE! NTD!! ;)
ResponderEliminardefinitivamente si, me gusta este blog!
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