jueves, 11 de junio de 2009

Diario de Campamento (día sexto)

Día sexto: Sprint final

Ayer se acostaron todos sobre las 11 de la noche, aunque a las 10 ya los estaban desando. Nosotros vimos un rato la televisión. De repente empezaron a escucharse puertas cerrándose y fui a investigar cuando de pronto me encontré a alguien entre las sombras. La silueta dio un paso hacia la luz y descubrí que era Úrsula, bañador en mano y dispuesta a un baño nocturno. Dejamos que viera un poco la tele con nosotros y después nos acostamos.

Esta mañana de agosto parece reírse de nosotros. Quizá sabe que hoy toca recoger y ordenar maletas y por eso ataca con todo su calor. Menos mal que, acabada la tarea, hemos almorzado en el patio y al menos disfrutamos de este improvisado veranito. Un momento para reposar la comida y acto seguido nos ponemos guapos para dar una vuelta. Vamos a un centro comercial a comprar los souvenir de este campamento y de paso cenamos fuera.

Salida que se puede catalogar de “catástrofe". Desde que nos montamos en la furgoneta han empezado los llantos, los gritos y las rabietas. Cuando llegamos al centro comercial decidimos que el “divide y vencerás” es la mejor estrategia. Hacemos dos grupos: uno va a comprar los regalos y el otro se queda “tranquilo” en los bancos. ¡La peor espera del mundo!. La gente se paraba a mirar el “espectáculo” como si no hubieran visto nunca a gente como ellos. Hora y pico de suplicio después ha aparecido el otro grupo y hemos cenado en un burger con las consecuentes miradas. Al terminar caminamos hacia la furgoneta y volvemos a casa entre “no rompas más mi pobre corazón”, “Susanita tiene un ratón”, “Paquito el “cholatero””, “batuta” y otros grandes éxitos de toda la vida “made in Úrsula”. Llegamos y repartimos a cada uno en su cama y nosotros salimos al patio a brindar con sidra por este campamento y a contemplar el cielo. Luego nos repartimos los regalos: Un polo verde claro para Juan, un camisón para Cristina, un polo verde oscuro y un llavero de zueco naranja para mí y para Jorge… ¡el cubo de alitas que tanto ama! Ahora es la una de la madrugada. Hemos terminado de festejar la marcha del campamento y ahora vemos en la tele programas de temporada baja. Mañana la vuelta a casa. Hoy, otro día disfrutado.

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