No se me dan mal los juegos azar. Suelo deducir la mano de mis adversarios con facilidad. Pero jamás había imaginado que mostraras tu juego con tal prontitud, haciendo que muestre mis cartas. No me dejaste poner cara de póker. No soy capaz de decirte si me hubiese salido algo interesante en la siguiente ronda. Quizá no. En eso sí que soy sincero. Últimamente no me han salido buenas cartas. Aún así pensaba, como ya te dije, que me quedaban 6 botellas de ventaja. No sé si gané o perdí. Eso es que perdí seguramente.
Son las 3:42 de la mañana y te releo (no sé ya por qué vez voy). Tienes razón y mi curiosidad pudo más (Procrastinador fracasado…). Mientras me fijo en cada frase estoy escuchando una y otra vez “Seguir Viviendo” (Masoquista empedernido…). Abrí la caja de Pandora, pero «no todo está perdido».
Bueno. La vida tiene estas cosas… ¿Otra partidita?
Lo difícil de aceptar de esta vida es que siempre gana la banca. Por eso hay que hacer trampas, siempre. Un abrazo, AMIGO.
ResponderEliminarSabes que soy tramposa, no puedo remediarlo. ¿Reparto cartas? -voy a darte una buena mano-.
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